Hasta en mis sueños tus deseos intenté yo complacer. Por ti la luna alcancé y en mi jornada un angelito me encontré, me vio muy triste, supo que perdí la fé. En mi sueño no veo rostro, solo lo escuchaba hablar, me daba catedra de amor y al escuchar anciosamente le empezaba a reclamar cual es la clave para que me puedas amar. Primero me dijo que es un pecado pensar solo en ti. Segundo, que no puedo ni debo, aunque quiero, dar la vida por ti. Tercero, que mi destino en el amor corre peligro, me advierte de ti. Y cuarto, que un esclavo en el amor le pizotean el corazón. Y aquel que ama, pero no demuestra todo el cariño se prepara para un desliz.
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