26 de agosto de 2011
La leyenda contará que River fue dueño de todo el oro. Y que lo saquearon, lo dejaron casi desnudo, pero que la camiseta sigue pegada en la piel de cada uno. Que la Máquina, histórica delantera de los años '40, influyó para siempre en el paladar del futbol criollo. Que Alfredo Di Stéfano, la primera superestrella del fútbol mundial, nació allí. Que el Beto Alonso era el Pelé blanco. Que la gente ni comía por ver a Walter Gomez. Que Francescoli. Que Labruna. Que el Burrito Ortega. Que los superclásicos. Que las dos libertadores. Que el mas grande, dicen ellos, gritan ellos, secándose las lágrimas, hinchando el pecho, sigue siendo ''Riverplei, tu grato nombre''. Y que la mancha de este descenso inaudito, consumado en los albores de su invierno mas largo, mutará en una historia de renacimiento. Tan valiosa como los títulos nobiliarios. Tan genuina como las lágrimas de hoy. Para que el mundo, redondo como el anillo del Monumental, recupere al fin su eje. Y lo haga pronto. Hasta la vuelta, CAMPEÓN !
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