2 de mayo de 2011


Mis tatas, mi infancia y mis pañales. Los arrabales y los caminos que conocieron mi niñez, mi ingenuidad en estado puro. Mis deseos de ser la niña más feliz del planeta. Mi cuerpo cubierto de barro, mis ropas sucias y rotas para regresar después en bicicleta. La escuela y mis libros de matemáticas acompañados de la más tierna de las ignorancias. La vagancia, el básquet y la prisa del sexo a escondidas. Sueños arrebatados por dirigentes. Angustias, satisfacciones, melodías y canciones, argumentos, ilusiones, saltos al viento, infortunios. Mis fracasos y victorias, mis infinitos afanes, mi memoria, mis escritos. Hoy puedo ver todo lo bueno que hay aquí. Y admirar las tradiciones que te hacen grande, mi país. Como vibrante quiero ser parte de vos. Recorrer todas tus playas, tus costumbres, tu perfil. Tomarme un mate, bizcochar. Correr al Bondi. Ir al bar por unos trucos y soñar con ser campeona.
Hoy puedo amar, puedo cantar, puedo reir como un jilguero para luego respirar tu primavera hasta que llegue el jazmín. Aunque nada sea color de rosa, siempre te querré. Con empanaditas calientes bailar bajo la lluvia porque ya lo dice el dicho “Siempre que llovió, paró”. ¡Gracias a vos, hermosa tierra! Me siento orgulloso hoy al escribirte. Y en un portal, besar al novio, conseguirle las lunas de todo el universo y un día poder llegar a darle hijos al país. Y el bandoneón irá con sus tangos llenándote de poesía, mi país- Gracias a vos, mi hermoso país. Más que mi tierra, mi inicio, que me fue dibujando la carretera. Más que mi pueblo, el seno en donde nací y crecí. El que me enseño a parir pensamientos, mi país.

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