16 de octubre de 2009



Y te condena mi celoso corazón cuando le contás tu historia, nunca conocio la gloria en cuestiones del amor.
Y sé que nunca se me va a olvidar tu voz aunque pierda la memoria, con acercarse a la victoria se conforma un perdedor.
Y te tendré que dejar escapar, sé que lo voy a lamentar, pero te digo, amor, hay que saber cuando parar. No te pongas triste, corazón, que el sol no va a brillar, quedate tranquila que va a haber tiempo para bailar.
No sé cuantos ángeles te quieren ayudar pero tengo la esperanza que ninguno va a poder desnudarte, no de cuerpo sino de alma, disfrutar ese placer. Y la verdad no sé bien a qué tengo miedo, nunca fui mucho de apostar,
una corazonada me dice que es hora de pagar.
Y lo peor es que estos días ando seco, no tengo un peso para dar, las lágrimas quiero guardarlas para mi juicio final.
Y cuando tu cigarro se consuma sin parar siempre mi voz vas a escuchar, y ahí te vas a decir que hay que saber cuando parar.

No te pongas triste corazón.

No hay comentarios: